Cuando dos personas se aman de esta manera, cuando son capaces de irradiar tanto amor el uno hacia el otro, ese amor, esa energía silenciosa fluye de un cuerpo a otro hasta llegar a formar un aura que les acompaña allá donde van, dotando de un brillo especial cada lugar que pisan. Pues bien, esa es la magia que pretendo plasmar en mis fotografías. Una magia que yo por mi mismo no puedo lograr. Detrás del objetivo me entrego al 100%, mis ganas, mis fuerzas, mis ojos, mi alma…todo converge y fluye a través de mi cámara, pero no es suficiente. Entonces cuando tienes la suerte de encontrar a personas como Ivet e Ismael, que están enamorados hasta los huesos y no les importa gritarlo al mundo entero, pues te facilita muchísimo el trabajo, hasta el punto de comprender que aunque tu has dado todo, el verdadero mérito es en gran parte de ellos. Recuerdo que no habían pasado ni 10 minutos cuando me di cuenta de que se habían olvidado completamente de mí, así que desde detrás de la cámara pase a ser un mero espectador que simplemente estaba presenciando unos minutos de su vida, un capitulo de una maravillosa historia amor.
VER MÁS